Fragmentado ante un sentimiento multipolar, solo me queda desahogarme
Mi lapicero vomita sus entrañas sobre paginas de mi cuaderno, desangrandose en mis manos muy lentamente; sirviendome de puente, un medio para eyacular mis palabras. Mientras me sumerjo en el espacio de la materia, bebiendo deleite supremo y alimentandome de alma.
Ya escandilado bajo la sombra del oscuro misticismo me pierdo entre la distancia existente entre letra y letra, donde el tiempo transcurre de manera diferente.
Mi lapiz es mi urna y mi cuaderno es mi mausoleo; el lugar donde muero cada noche y renazco todas las mañanas.
Mi templo es un poema del que crecen miles de flores; aquella espada fundida y forjada por mis lagrimas, mis risas y mis sentimientos en general; blandida por la manos de mi musa. Esta es la espada con la que le doy muerte a mis demonios internos, externos y superiores.
Vivo redeado de versos, un universo tan extenso que ni el vacio lo llena; tan inmenso que cabe en mi pequeño corazón.
Aveces quisiera abrir mi boca y regurgitar mi alma sobre los oidos de quienes me escuchan y derramar mi sangre en los versos para imprimir poemas que el tiempo no borre. Si pudiera sembraría una prosa en mi cuaderno para que de ella crezca un árbol frondoso en el cual pudiera cabalgar las nubes y comer de los frutos del cielo.
Escrito por: Norian Poe