Enamórate otra vez.
Pero no de mi,
no de mis ojos mentirosos
no de mi sonrisa austera
ni mi sombra de verano
en el lindero de otro ser.
Aléjate dos o
tres pasos
lejos del acantilado
de mi carne.
De mi yo
enamorado,
que aciago te susurra
que te implora en todos lados.
Deja que las moscas
cierren
ya
tu ombligo vacío.
Déjame creer que
este día
he ganado una batalla.
Lo peor es que no sepas.
Cuanto yo
lo necesito.