La luna resplandecía en la inmensidad de los abismos celestiales, dando un tenue color a la magnanimidad de los cielos, colgándose de sus recorridos orbitales ella se mostraba dichosa en la compañía de miles de cuerpos celestiales, aunque por ese gran detalle no dejaba de estar sola, triste, callada, pero a la misma vez parecía estar pensativa y enamorada de la presencia de su gran espejo terrenal, en cuyo reflejo sus nostalgias reflejaba… era fácil describir todos sus sentires - la mente imaginaria volaba - se podía percibir sus palabras tiradas a los vientos y el murmurar de las aguas eran portavoces de sus lamentos, el garbeo de las nubes ocultaban de vez en cuando su bello rostro y el gorjeo de las gaviotas que se desplazaban, parecían invocar ensueños en forma de estirada elegía; las islas distantes con fervorosas reverencias le preguntaban el porqué de su peculiar melancolía, dubitativa toda ella de pronto asintió e inmediatamente comentó su desdicha: triste estoy por mi diaria separación, el crepúsculo sírveme de anfitrión entre esta mi desconsolada relación, existente abismo me separa de mi gran amor, solo puedo alcanzarlo a ver ciertas horas en la noche, causándome alegría por verlo y a la vez pavor ya que esa dicha solamente es pasajera, es por ello que solo reflejo en sus sabanas mi sensibilidad… Doloroso es entregarse a una cruel verdad existente desde la fundación de los tiempos, milenios de años son testigos que hablo con sinceridad, un día fui parte de él y el destino nos separó. Es por eso que pesada carga llevo en mi espacio tiempo, en mi recorrido por la inmensidad, solo entrego a los habitantes que moran en la tierra, el soplo de mi alma para que hagan poemas de ésta mi realidad. (victolman)