Dejame ser el icono de tu mirada
centelleando las pupilas de amor,
aun si retardo en mis pasos
déjame tocar tu alma,
déjame ser la travesía de tus labios,
el beso infinito con sabor de rosas,
el suspiro de mieles de rosas,
déjame ser todo lo que tú quieras ser.
Déjame encontrar el calor en tus brazos,
si toco tus manos se esfuma el frío,
la piel solitaria no tiene sentido,
déjame anochecer en tu recuerdo;
o morir en tu olvido.
Déjame ser las páginas de tus versos,
el romanticismo de tus noches,
la pasión de tus deseos,
el adiós que ya no es despedida,
y el misterio que tus sienes descifran.
Déjame ser el rio de tus lagrimas,
el mar que aprisiona tus tristezas,
la brisa que respira en tu pelo,
las olas que humedecen tu desierto,
y la aurora atardecida de tus días.
Déjame entrar en tu pensamiento,
siendo la llama de tu sentimiento,
el ocaso al final del infinito,
la luna divisada a tu ventana,
y la estrella que centinela tu sueño.
Déjame ser el eco de tu voz,
el vértigo de tu descenso,
los lirios de tu vestido,
las huellas escritas en la arena,
las hebras de lino que tejen tu destino,
déjame ser el hombre que deseas tener.