A veces nos cansamos, de esperar, de intentar amar.
Pero a pesar de eso, continuamos. ¿Qué esperamos? ¿Con qué cosas aún soñamos?
Es difícil entendernos y entender a los demás. Deberíamos vernos como en un espejo, o por los ojos de alguien mas.
Sería posible así tal vez…darnos cuenta que no somos perfectos así como hemos notado el otro, tampoco lo es. Nos fallan, fallamos rara vez perdonamos a los demás y solemos ser duros aún con nosotros mismos.
Dejamos rencores dañando nuestro corazón, sembrando la tristeza en nuestra alma. Temiendo, ser heridos nuevamente. Nos aislamos y encerramos todo ese amor que una vez tuvimos para dar. Ya no confiamos, y poco a poco dejamos de entregarnos.
Pronto nuestra piel se olvida de cómo se sentía el roce de unas manos sobre ella, nuestra boca olvida como temblaba al roce de otros labios. Y nuestro cuerpo deja de estremecerse. Cruzamos una puerta que ya nunca volvemos ha abrir. Dejamos que las flores que perfumaban nuestro ser, se marchiten. El dolor hierve nuestra sangre, y poco a poco dejamos de “ser”, de existir.
Quisiera no haber llegado tarde a ese amor, que tanto busque.
¿Pero como saber si “fue” ese amor? ¿Y si no lo era? ¿Si tan solo me preparaba para el adecuado?
¿Cómo saber cuando es el “adecuado”?
Solo cuando parte nos damos cuenta de cuanto nos duele, de cuanto lo añoramos, de cuanto…lo amamos.
Por otro lado, amores vienen y van. Algunos aparecen de la nada. Como rayo de luz, en una noche de oscuridad. Se imponen en nuestra vida, a fuerza de voluntad y cariño.
Construyen una nueva historia, con charlas eternas, y sonrisas cómplices.
Y se entregan a ti, con dulzura, con ternura. Y te hacen sentir cuando te miran a los ojos, que nadie te amará igual. Con tal intensidad, con tal entrega, tal pasión.
Es mejor esperar…y ver que pasa. Tal vez…solo pase. O tal vez sea eterno mientras dure.
Preguntas que solo el tiempo podrá responder, sensaciones que se apagan. Palabras que se ahogan sin saber como sobrevivir.
Nuestra razón que no se pone de acuerdo con nuestro corazón. Y nuestro corazón, que no coopera con nuestro ser.
Y nosotros que aún esperamos, que aun soñamos.
¿Qué? Solo el querer,
Cuando llueve, me gusta sentir el olor a tierra mojada, recuerdo que cuando era niña me paraba junto a las ventanas para poder sentir más. La sensación de que todo estará bien, me lo da algo tan sencillo. Tan simple.
Tal vez ese sea el problema, buscamos tanto, corremos tan aprisa que no nos detenemos en aquellas sensaciones sencillas, que nos suelen causar placer.
Un rayo de luna me transporta junto a Manrique, soñador como lo soy. Como lo quiero ser. Soñar, espera, buscar, amar.
Y aún llueve. Pronto aparecerá por fin la luna. Mañana buscaré una rosa. Y guardaré mis tesoros donde siempre estarán. En mi corazón. Junto con ese amor que no pudo ser.
Gracias gente linda…soy Marisol