Te quiero
porque me quieres,
porque no hay mejor aventura,
que desbocarse de tal manera.
Advenedizo.
A la hecatombe que hiciste de mi.
Te quiero
porque quiero al molde,
porque hice de ti
al dios de mis creencias, la realidad,
inconstante de venerarte
sobre tu hoguera,
porque hice de ti
serpiente y pedestal,
mi añoranza pasajera.
Y porque triste es
te quiero,
para descubrir nuevos destellos
en ese hueco que llamas alma.
que tientas, a veces,
corazón.