Olas del mar engañadas con sal,
sirven de refugio de estrellas llamadas marinas,
que hacen del coral lo más hermoso si
no se habla de amor,
ese mismo que se ahoga cuando se
olvida salir el sol.
Olas sin agua que arrastran recuerdos,
que la arena camufla sin demasiado esmero,
barquitos de papel hechos de cartas de amor,
se hunden poco a poco sin ningún polizón.
El faro brilló un día de enero,
que un marzo mató a un tal marinero,
que buscaba a su musa Esperanza,
que jamás llegó al puerto del alba.
El puerto sin barcos llenó de cartas de amor,
que la olas del mar sin agua arrastró,
tinta perdida con sabor a sal,
marineros amados por el agua sin coral.