Vivía su alma
prisionera entre cadenas,
sin alas para volar
y salir de las tinieblas.
Vivía su corazón escondido
en la celda de su pecho,
no tenía cobijo ni un nido
para reposar de sus delirios.
Vivía sin un lugar,
donde su cabeza descansar,
sus penas eran la almohada
que cada noche la abrumaban.
En su cabello revuelto,
habían desaparecido los rizos,
sus labios de carmín,
inertes de cera pálidos,
no tenía horizonte ni destino
ni barco ni timón,
no conocía el camino,
su brújula marcaba el vacío.
El vacío que en la noche
oscura del alma está presente,
todos hemos de afrontar
a la hora de la muerte,
su imagen nos viene a buscar.
De ese vacío inmenso,
surge el Agua de la Vida,
la Fuente de la libertad
y vuela el Ave Fénix de la paz;
es la riqueza infinita
de donde nace la sabiduría.
De la nada nace el TODO,
una verdad para vivirla.
No tengas miedo, te salvará.