LA DUENA DEL SILENCIO
A Alfonsina Storni
Huias de ti misma con un dardo en tus manos
El fuerte viento te borraba entre sus holas
Como aquel poema escrito en las aguas
Tus ojos eran candados de mil secretos
Hacian de tu vida la duena del destino.
Huias de ti misma deslizando en el barro
Llorabas y cantabas en una tierra sucia
En una grande selva de culebras venenosas
Ahora el mar esconde el secreto de tu furia
La noche te invade con visiones de fuego
Detras del triste espejo de tu rostro apenado.
Huias de ti misma dejandote penetrar
De duras agujas de acero y veneno
Algo lloraba contigo en un fatal destino
Y tu siempre cargada de arcos y flechas
Sin ojos que te quiden ni oidos que te escuchen
En esa ausencia fria pintada de negro y blanco.
Huias de ti misma en el profundo suspiro maritino
Veias lunas asfixsiadas y rosas quemadas
Te mirabas en un espejo con cara de espuma
Rostro convulcionado de formulas de muerte
Y ahora comes y bebes en el reino de los peces
En tu hola que desciende y tu fiebre que ascende.
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