flack

¿Qué tiene la calma de la noche?

¿Qué tiene la calma de la noche?

cuando el aullar del perro parece llanto

y el ulular del viento cesa repentino;

entonces, el silencio es por demás abrumador,

en cuyo cobijo encuentra hogar el grillo,

pues el fin de su canto da fuerza a la oscuridad.

¿Quién sabe que contenga esa calma?

El instante preciso que se nutre del temor,

un miedo siniestro que envuelve los sentidos,

esa soledad que huele a muerte,

tal sentir que se opone a la razón.

Y sin más, arriba esa funesta calma,

gobernando tenebroso en su dominio vasto,

lo anuncia el cuervo oculto en la noche

y su graznar irrumpe siendo dolor y eco;

voz que fatiga el cuerpo  de la lucidez.

De tal calma, surge de horror un vacío,

cortando el frío del pensamiento el hilo,

hurgando en la mente la garra penetrante

de un peligro cual pesadilla que se torna real.

Mientras la entera esencia se paraliza,

la llama exangue del farol languidece,

y las sombras vagan siendo espectros,

cuerpos alargados de crespón inacabables,

esclavos de un espacio entre la vida perdido,

pero sombras de muerte, eternas sin fin.

Surge maligna risa de labios invisibles,

gemido de un lamento que no es propio,

putrefacto aliento de luz mortecina,

voz de dureza que se ahoga en un grito.

Y esos ojos, puntos infundadores de miedo,

brazas extraídas del infierno,

parpados de oscuridad profunda,

mirar que no descanza, de quien ha cedido al miedo.

No es silencio cruel, sino mudez de noche,

quietud sin lengua, cuyo veneno es carecer de voz.

Así, en la tétrica sensación de estar solo,

la macabra carga de sentirse acechado

y la visión inaudita que con cordura se aprecia,

es la forma predecible de la noche y su calma.