No amanece donde el mar se ve cielo,
los besos en remolino de viento
en la fría lontananza se aquietan
y las olas adormecen, no tiemblan;
allí falta la tibieza del fondo,
trajeado de corales más rojos
con estola de sentidos muy solos.
Cuando baja el cielo al mar, y la lluvia
de recuerdos titilantes lo riega,
arcoíris de corales, sin duda,
lo viste; con alborozo, centenas
de peces revolotean la aurora,
mil voces cantan \"el tiempo se ancora\",
el mar se hace cielo y rondan las gotas.
Rocío de los luceros aquellos
que esperaban, al amparo de eros,
entre rápidos latidos, abrazos.
En mañanas, se convierten las noches
teniendo perennes albas y ocasos;
es el regreso al amor...sin reproches.
***
Anclado el tiempo
es alba y es ocaso
eternidad