Me costó mucho tiempo
el poder volver.
Si así fue, quedé atrapada
en el alma y cuerpo
de mi abuela.
Y ella era muy fuerte.
Estaba muy contenta
de conocer estos tiempos.
Se asombraba de todo,
quería experimentar,
cada cosa que no
existía mientras ella
había vivido.
Era como una niña y
se sentía muy orgullosa
de su nieta, estaba alegre.
Nos divertimos mucho
juntas, me reveló
algunas pociones mágicas.
Que no creo aplicar, porque
son recetas, muy difíciles de
elaborar por los ingredientes
que suponen.
Nos quedábamos hasta
tarde conversando.
Recorrimos el mundo
a alta velocidad, y sin
tener que pasar por
ningún escáner de
aeropuerto. ¡Eso fue
lo máximo!.
Ibamos volando sin
prisas, tomando el té
por la tarde en China y
compartiendo con
indígenas del Amazonas,
por la noche, remando
arriba de una piragua.
Luego llegamos a un trato,
que no podíamos habitar
en el mismo cuerpo por
mucho más tiempo.
Se nos escurrieron
varias lágrimas ,
me agradeció que le
haya mostrado adelantos
impensables para ella.
Haber tenido la comunicación
durante este período tan bonito.
Indudablemente puedo estar
muy honrada por la abuela
que tuve.