Ya no vuelvo a enamorarme, - pues ya perdí la cordura-
cada vez que estoy a punto
de encender la llama fría
se vuelve un triste lamento
en este caos –que es mi vida-
Y no corrijan mis versos
porque al decirlo sostengo
cada vocablo sangrante
que sale del pensamiento
¡Maldito corazón! Qué tanto sufres
si tú te lo buscaste -ahí lo tienes-
“recoge tempestades” y no finjas
el barbecho lo abriste
y no lo extirpas
Te refugias en manos pendencieras
en efímeras caricias
de rameras sensuales
y te desvelas en bares y cantinas
¿cómo quieres entonces amores? Si los buscas
en un oscuro rincón sin alborada…
Maldito corazón que tanto sufres
ya deja de quejarte y de lamentos
si antes fuiste hotel de medio paso
y tuviste amores por fortuna
hoy deja de quejarte y sólo entiende
que el tiempo es justiciero -se ha cobrado-
y tu precio se llama
¡desventura!