Y así después de la mañana
de crepúsculos rojos
de medios días con soles sin amarillo
tardes de nubes esparcidas que se pintan
hasta llegar a ser azules.
Y las noches de estrellas blancas
de vientos helados y versos al infinito
De sonrisas del color de la naranja
los ojos y a veces la piel también.
De lágrimas bajo los cristales
y abrazos que me niego a terminar.
De tu cintura linda y liza
tu vientre plano y suave
el frio de tus manos y nariz,
el dulce de tu vos
que me declama susurros.
es entonces cuando por primera vez
en cada ocaso, sé que junto a ti
quiero permanecer.
Y que esta, primera y última vez
escribiré para ti
hablando de cuanto me gustas
y cuanto no te quiero dejar de abrazar.
Porque quiero escribir
sobre cuánto me gustas.