marioranero

Pasadizo estrecho…

Pasadizo estrecho… apenas alumbrado

que acunaste el calor del conventillo

y que junto a tus paredes de ladrillos

viste engendrar aquel purrete, acongojado.

 

Vos le diste color al barrio bajo

y en tus tardes transpiradas de nostalgia,

despertaste los deseos y las ansias

de aquel amor fugaz… desenfrenado.

 

Abrumado por amores sin consuelo

de caminantes por cornisas clandestinas

en tus frías y delgadas marquesinas

se quebró una ilusión… cayendo el velo.

 

Por tu senda transitaron mil amores

comentarios, sin sabores, chismes de viajero

maldiciones terminadas en despojos

promesas, caricias y te quieros traicioneros.

 

El zaguán se transformó en tu enemigo,

y te robó los más enloquecidos sueños,

pero vos seguís llevando en tu alma descarnada

el incontrastable orgullo del espíritu porteño.

 

También le diste marco de arrabal embotijado

a la vereda que te embriagó de encinas

y ya por tus laderas clandestinas

reanimaste el amor nunca deseado.

 

Fuiste incansable sostén de espaldas y columnas

escápulas, fémures y pubis

y acogiste su sentir de travesura

dándole marco al amor y la locura.

 

Alguna siesta te encontró en penumbras

dándole brillo al beso tan deseado

y cobijaste en tus pálidas baldosas

la secreción del niño no esperado.

 

Ahora… convertido ya en leyenda

le das lustre al historial porteño

ya no reposan en tus paredes fatigadas

ni el amor, ni el engaño, ni este tiempo…