Terminado el paseo alrededor del sol, rendida de recordar olvidarte, sedo a mi orgullo, y entre letras que un día te alcanzarán, pues en el fondo mis latidos, todos, me dicen, que por fin me encontraras…
La estela que dejo tu paso, en mi corazón
Mezcla de alegría, otro tanto de dolor
Despertó en mi pecho aquella emoción
Que ningún hijo del calendario callo su clamor
Vida, que difícil es, explicarle a tu ausencia, la magia que tienes sobre el reloj, decirle que veinticuatro horas son tan cortas y se van sumando una y otra vez; y esta piedra que quedo insiste en recordar como ante ti, los minutos se negaban avanzar.
Amor tienes el poder, la física rendida ante ti esta,
Como aquel, que del agua al vino supo entregar,
Tú, carne latente a roca, supiste transmutar
Piedra preciosa, amor, pero fría, inerte y dura
Y en este pecho, que alberga a esta, mi roca, que insiste en silencio volverte a edificar, entre promesas e ilusiones que sabe que no sucederán… y es así como reapareces, como amo de mis sueños y verdugo de mi realidad.
Y en esta carrera que unos pretenden vida llamar,
Sigo con mi roca, que si bien es cierto, no deja de brillar,
Y otros, con cariño y mil gestos han intentado abrigar
Pero el frio que le nace desde el centro, se niega a marchar
Y así, mi amor, desde aquel día, en que no nos dijimos adiós, aprendí que las piedras saben llorar… vida el orgullo me sabe a dolor, encuéntrame, para aprender a decir adiós
Mi Roca.