lumino

Espiritrompa

Mientras la paz anda perdida

entre ideales encontrados

un profesor observa callado

que la sangre de un compañero

teñirá el rio

Una interpretación exagerada

de los hechos acontecidos

Padres de alumnos esperan justicia

El aula habitual hoy la ocupan ellos

En la tutoría cada uno juega

con los cromos de su hijo

Nadie defiende la imperfección

fruto de un día desacertado

¿Quien sabe...?

La docencia no es una máquina

es impartida por el hombre:

Aquel que también ama

que vive, sufre, besa, enferma

 

Yo, padre

me mantengo alejado de las armas

mojo la pólvora

anudo los fusiles

envaino las espadas

 

Tú, Maestro, tutor de mi hijo

cargas una catapulta

con una bala de poema

Pides permiso para disparar

¡Disparas!

 

PROFESOR BONAVENTURA BASSEGODA

Le recuerdo alto y grueso,

procaz, sentimental. Usted, entonces,

era una autoridad en Cimientos Profundos.

Inició siempre nuestra clase así:

\"Señores, buenos días.

Hoy hace tantos años, tantos meses

y tantos días que murió mi hija.\"

Y solía secarse alguna lágrima.

Teníamos veinte años, más o menos,

y el hombre corpulento que usted era

llorando en plena clase,

nunca nos hizo sonreír.

¿Cuánto hace ya que usted no cuenta el tiempo?

He pensado en nosotros y en usted,

hoy que soy una amarga sombra suya

porque mi hija, ahora hace dos meses,

tres días y seis horas

que tiene sus profundos cimientos en la muerte.

(5 de agosto de 2001, a las 12 de la noche.)

                          Joan Margarit

 

Prudencia, me advierte

si aplaudo, no seré secundado

Poesía en las aulas

¿donde se ha visto...?

Pero junto mis manos

las golpeo en silencio

Palmas sordas acompañan

a una sonrisa emocionada