Raul Gonzaga

Dolor

Ay dolor, dolor, dolor, ¡cuánto dueles!

 Cuando nos destrozas el corazón,

Cuando te transformas en obsesión

Con el letal veneno con que sueles

 

Dañar con voracidad, como mueles

Al ser que es esclavo de la pasión,

Al hombre que vive entre gris prisión

Y atado con invisibles cordeles;

 

Me dañan interminables condenas

Y sufro mucho entre agudos espinos

Atrás quedaron mis horas serenas;

 

Atrás quedaron los buenos caminos:

Hoy me estoy muriendo entre vanas penas

Entrego mi vida por otros sinos...