5o.Reyes

LUZ EL TROVADOR

 

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, a 20 de diciembre del 2009.

 

 

LUZ EL TROVADOR.

 

Roberto Reyes Cortés.

5º.reyes.

 

El frío intenso de una noche de invierno se arropa en la densa neblina,

envolviendo los estrellados cirios plateados del intenso firmamento abierto.

 

Montañas de coníferas erguidas, de abedules dormidos y de verdes alcanfores

como anillos circulares, fuertemente ciñen la cintura del encumbrado valle de Jovel.

 

El Huitepec y el Zontehuitz dos volcanes dormidos en el silencio del fuego,

desde lejos definen la quebrada geografía de la antigua ciudad,

viejo recipiente etéreo de duendes, de leyendas y de versos.

 

Pueblo mágico bordado en el cielo como estrella rutilante que camina por los rumbos de la historia

 crisol del milagro eterno que consigue fundir dos razas tan distantes en una, para siempre.

 

El silencio es profundo y las casas solariegas que bordean el filo de las empedradas banquetas, se iluminan solamente con mortecinos destellos de despistadas frondas de camelias enramadas.

 

La quietud se apropia del espacio, se adueña de la noche y el tiempo envidioso en sintonía con el viento, deja de dormitar su sueño abotargado producido por el fino perfume de geranios.

 

Por las calles de la vieja ciudad, de un barrio al otro, de una iglesia

a la contigua, del jardín  de la plaza central al opuesto de la Alameda,

se escucha el canto de una guitarra llorona rasgando el pesado manto del suelo

y una lánguida voz recorre los cerrados caminos de la sombra.  

 

Es noche de serenata. Luz Ozuna canta en el balcón de una doncella.

 

Despierta dulce

amor de mi vida

despierta si te encuentras

dormida.

 

Buenas noches mi amor

me despido de ti

que en tu sueño

tu sueñes que estas

junto de mí...

 

 

Del balcón encantado brotan mil ilusiones juveniles

como mensajes de esperanza y de amor

de reconciliación y porvenir.

 

El grupo se aleja, la noche es oscura y nada alumbra la negrura de la calle.

El trovador marcha seguro pisando firmemente el pedregoso piso de la calzada.

Se ríe  por que la tropilla resbala, tropieza, maldice.

 El no tiene problema porque Luz

así se llama el trovador, tiene un sol luminoso muy dentro.

 Luz es ciego de nacimiento.

 

En el aire de la ciudad aun suena el silencio mezclado con las magnolias de una  serenata.

en el cielo volando se observan viajeras cientos de antiguas cuitas de amores perdidos,

historias de pasiones encendidas y  tristes despedidas para siempre.

 

Bajo la farola triste que alumbra la calzada destaca una figura oscura, esbelta

la del trovador del amor que se pierde entre  las calles de la vieja ciudad

de San Cristóbal.

 

 

fin.