Amor, en tu paso fugaz dejaste en mí, planos de evanescencias, permanente ansiedad, sueño de nieblas...y la memoria.
He descubierto en un segundo fulgurante que hay escarchas en mi amanecer, una bruma espesa y fría se apodera de mis playas.
Lo que fue agua tumultuosa, que se despeña en el vacío, y se deshace en arco iris navegando en tramos de torrentes, se halla ahora reducida a un arabesco en la piedra.
No bebí nunca de tu fuente y el rocío lunar jamás mitigará mi sed. Quebraste el espejo cuando casi eras un reflejo en mi piel.
Ahora doy vueltas sobre mí misma para situarme en los umbrales de una morada secreta.
Me devuelvo al viejo camino con el cuerpo lleno de cenizas. No tiene sentido ya, insistir en la memoria o aspirar al éxtasis.