Caminaba yo, por la acera
ensimismado y distraído,
cuando un hombre mal vestido
se cruzó de pronto en vi vera.
Su sonrisa atenuó su desaliño
cuando se dignó a darme un saludo;
y me dejó pensativo y mudo
cuando alegre me hizo un rápido guiño.
Tal vez me habrá confundido
con alguna otra persona
o habrá querido jugarme broma
al verme caminando distraído.
Quiero pensar que es un loco
que vive disfrutando su locura
y que logra expresarse con ternura
eso pienso, y no sé si me equivoco.
Fue un extraño encuentro
con aquel desconocido
por eso escribir he querido
en homenaje a él, estos versos.
Su saludo fraterno y cariñoso
me sacó de mis cavilaciones
y pude verlo cambiando direcciones
cuando se alejaba alegre y andrajoso.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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Maracaibo Venezuela