Alexander J. Montero

La maldiciĆ³n que es el pensamiento

 

 

Mi pensamiento y mi memoria son aves

de plumaje autumnal y de eclipse,

negros azores condenados

a volar sin parar jamas

ni a tocar la tierra hecha para los hombres

que cosechan sus vidas de polvo y de estrellas,

condenados a amar y a nunca rendirse.

Mi memoria, ave nival de lejano vuelo

de espolón afilado, rapaz y tormenta del cielo,

su vuelo es ajeno a mi, ¡su propio pecho!.

Se da la vida cayendo con violencia

junto al rayo golpeando con las garras

los arboles secos del recuerdo

¡despertando en sus ramas

el fuego del olvido y el añejamiento!.

Mi pensamiento, ave y serpiente marina,

amante como Icaro

de las olas y la brisa de sal

que corroen sus plumas,

amante de las olas del sol que derriten

la cera de sus alas,

su vuelo es ajeno a mi, su propio pecho

y mi alma que por ellas yo perdí

buscan ambas con total indiferencia

al encuentro o al desprendimiento.

Mi mente se dio alas

y me abandone a la condena del vuelo,

del viaje sin regreso y a la cruz de mi memoria

y mi propio pensamiento.