Esta tierra santa
Esta tierra santa no es que una roja mancha
Donde la luz se esconde como un sueno
Entre miles de piedras poderosas y opresoras
Y yo no soy que dos manos en la corriente
Una passion transparente hundida
con el rocio del espero.
La tierra santa no es que que un fuego que quema
Una grande luz oscurecida por el terror y el odio
El crepusculo que asfixia la leyenda de los profetas
La ofrenda negra de la polvora y el humo
Un vino amargo que se bebe en los campos de batalla.
Antes ella era miles de lechos y ternura
Pero hoy ella teja sus suenos en las hambres de los pobres
Y yo en ella no soy que un dolor lejano
Que golpea las llamas con las llamas
Dos manos inutiles que no saben
Hacer otra cosa que escribir y sonar.
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