Rosa Baladron Rodriguez

NO ERAN

No eran las mañanas

lo que más temía,

sino la soledad

de su ardua vida.

No eran los problemas

lo que la angustiaban,

sino que nunca nada

se solucionara.

No eran las luchas

lo que la preocupaban,

sino el no tener fuerzas

Para hacerles cara.

No le importaban

las mareas altas,

sino que en su vida

no encontrar su playa.

No le importaban

ni la locura ni la cordura,

sino el no encontrar un alma

que las comprendiera.

La verdad o la mentira

indiferente la dejaban,

sólo buscaba la caricia

de una mano amiga.

No era hacerse vieja

lo que la inquietaba,

sino la enfermedad

no superada.

No le temía al más allá,

sino a vivir muerta

en el más acá

y no ser salvada.

Ni la muerte ni la vida

la perturbaban,

sólo la indiferencia

a ser condenada.

La luz o la sombra

no la importunaban,

sino la incapacidad

de no poder expresarlas.

No le temía a la vida,

sino el no poder compartirla.