Aquì a pleno, con mis yemas inadvertidas,
resbalo por las aristas de tu espalda
y a fuego lento se encienden tus pupilas,
tus labios acarician el abanico de mi falda.
Así, te tengo esclavo, sos mi guarida,
el caballero que en su saga clava la espada
y en la contienda se hace Rey de mi vida
así como un juego es tu brisa enamorada,