no
no te asustes
son apenas mis pasos
entreverados
con todos los demás sonidos de la noche
no te busco ya
y mentiría si dijera que quiero algo
cómo explicar
tan solo me enseñaron espejismos
y la vida me trajo de la oreja
a enterarme de los rumores de agua que espantan la alegría
temí
lloré
y me quemé los dedos
cada vez que encendía una cerilla
no te pido que entiendas
ni que te acerques a este dolor tan viejo
como una urna griega que simula los úteros del mundo
no te pido que sientas
lo que tal vez
alguna vez
te quise proponer que sí sintieras
como a muchos
y muchas
me enseñaron un mundo que no existe
y me di de narices contra miles de puertas
no es queja
es descripción
fuiste
uno de tantos espejismos
en donde quise abrevar
una sed de milenios
y no me resultó
no importa
después del vendaval
recogí un puñadito de arenas luminosas
y me lo bebí todo
sabiendo que lastiman las entrañas
y contienen la sal de muchos llantos
después que el sol evaporara el agua
pero no es culpa tuya
ni de nadie
es este caminar tan solo
por todos los desiertos de la vida
por todos los temores de la noche
pensé que amar
era tocar la puerta y que te abrieran
ahora
tan solo sé
que es caminar descalza por senderos ardientes
y saber que no importa
mientras
aunque se apague en otras partes
la luz del corazón
que algún día encendiste sin saberlo
aún titila
en medio de la sombra y el olvido
y la oración azul de la mañana
te menciona sin tregua
indefectible y loca
entre tantos y tantos
entrañables afectos
de otras vidas
y otras noches