Balada de un dulce amor
El tiempo se apagó y no tuve lámpara
mejor que tus dos ojos de negra transparencia,
en ellos te bebí y cayó la copa
de nuestro amor en medio de un beso eterno y sabio.
Tenías la verdad de los que se han buscado
no sólo para sí, sino por darse al mundo,
venías del dolor como de un gran naufragio,
pero a la orilla llega tu tesoro y no tus restos.
Espérame en la voz de las rosas que florecen,
porque entre sus espinas crecerán nuevos jardines,
no temas de la noche su oscuro laberinto
pues faro es tu temblor y entre mis brazos cómo brillas.
Amándote yo voy, no sé qué hacía antes
si sólo en ti el andar es tierra en la que siembro,
camino en que cruzar los mares encantados
en que el rumor se oyó de nuestros pies sobre las aguas.
Entrégame tu amor, cual la manzana que ya muerdes,
tu pulpa yo he de ser y tú mi reino prometido,
no habrá temor ni sed en el jardín de nuestros sueños
y el cielo se abrirá con cada beso que alce en tu alma.
¿Has visto cómo el sol se deletrea en tus mejillas
y el viento en tu aletear de abrazos compartidos?
Puede que sólo un día más nos quiera dar de plazo el mundo,
pero tú ya verás cuán infinito es paso a paso
si tu amor cuenta sus horas feliz y con tu mano entre las mías.
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05 11 13