Ayer mientras dormía
un ángel me escribió,
Me dijo hasta manaña
y luego me sonrió.
Quedé muy sorprendido
al ver esa reacción
y con un gran suspiro
llame a su corazón...
De pronto su mirada
se posa sobre mí,
me ofrece una sonata
y vuelve a sonreír.
El ángel se disfraza
de luz al despertar
y el cielo lo acompaña
con cálido cantar...
Yo sé que sus pupilas
son fuente de ilusión,
sin ellas no tendría
latido el corazón.
Del ángel me despido
con ganas de llorar,
pero me ha prometido
quedarse hasta el final...
Autoría: Set