A veces escondo mi mirada entre tus muslos
(que tranquilidad siento al cerrar mis ojos)
Descanso bajo tu diminuta falda
mientras duerme mi mano en el enjambre de tu sexo.
Que ecuánime momento el tuyo
cuando agoniza la tarde sobre tu pecho mudo
y
tu respiración es una breve brisa
que pasea aquí en mi oído.
Las palabras se escasean entre tus labios
porque se llenan de mí - de mi silencio-
son suspiros tus gemidos que se escapan
cuando tu cuerpo se abrasa y se calcina
y somos nada más cenizas
sobre la brizna.