Te has negado, Eros,
a abrirme las puertas!
Te has negado, Eros,
a acogerme en tu reino!
En porfía inútil vivo;
hay un aire de abandono,
hay un aire de silencio;
aún aguardo tu presencia
mi ansiado mensajero
que llegues cual Cupido
a otorgarme el Paraíso.