Aunque no quisiera
habrá un mañana en que retornaré
a las entrañas de este universo;
siendo retablo del sol,
hijo esperado por fuego;
y acogiéndome a la memoria de la ceniza
regaré algún pedazo de tierra
o inundaré el corazón de quién me quiso
como un soplo penetrante y sorpresivo
que pasa raudo y ligero.
Recuperaré una parte de la voz
por unos instantes perdida,
ahondaré mediante el vuelo,
por aquellos confines exentos
de ridículos obstáculos
y entorpecedores extremos.
No completaré la travesía, ¡no!,
la recortaré quedando menos,
pues todavía beberé por mucho tiempo
del oficio de mis ancestros,
esos que invisibles perduran por mis adentros,
que ya son navegantes faltos de edad,
una suma segura para los tripulantes venideros.
Procuraré calmar mi sed de saber
prescindiendo de ataduras,
renovaré mis perspectivas
igual que lo haré con mi atuendo.
Tal vez desleído en el viento; recitaré,
o, apareciendo como pluma que levita; me auparé
hasta alcanzar el inmaculado brillo
que aún dan tras la muerte todas ellas.
Mañana renaceré alejado de este corto diccionario;
actuaré olvidado de vocablos complicados,
desentendido de nocivas picarescas,
de medir a medias la fuerza solvente de la naturaleza
o asomar ante otros oídos con mensajes ambiguos.
Mañana actuaré servil, rezando mudo.
Apareciendo como ausencia
caeré como hace la almendra al ser vareada.
Caeré sobre un lecho, para mi hoy,
de invisibles formas prolongadas.
Pero aquí hoy...
disfruto el paso de las horas;
remiro las que tengo
y llamo a las que esperan.
Dando un paso adelante
advierto como se realzan los paisajes
cuando avanzo sin demora.
318-omu G.S. (Bcn-2013)