Se me estremeció la resonancia
Cuando entendí que las sabanas
cuentan otro cuento,
diferente al de las frazadas.
Cuento más intimo, de tejidos suaves
y livianos para la punta de la lengua,
en los encantos, con el que saboreamos
lo dulce, como los helados prontos
a hervir en nuestro habla.
Taquicardia más somnífera
y adelgazadora de malos momentos
se quedan en las rieles, sobre la tierra
y nuestros placeres, las frazadas,
las ignore.
Es que con el tiempo uno comprende
que cualquier momento pasa sobre ellas,
pero invita a alguien por debajo,
en las sabanas, sobre la naturaleza
y nuestras capacidades sonoras.
Redoble acaudalado de emociones
sempiternas, que solo una sabana puede
deletrear a nuestra memoria.