Egregio, insigne, real, omnipresente,
blanco de cresta, gallito de pelea
que guardas mil experiencias en tu vientre,
erguida aguerrida tu mirada al frente
en la que el mundo con envidia se recrea.
Tu belleza se percibe en el ambiente,
cuelga fantasías tu hermosa cabellera
provocando admiraciones de la gente,
el misterio, la emoción están presentes
la vida corre en la sangre de tus venas.
Cotopaxi eres, testigo impenitente
de lucha de titanes, míticos bribones,
batallas que a nadie deja indiferente,
de espías, contrabandistas y ladrones,
nobles hazañas de reyes e indigentes.
Con Pichincha, Sangay y otros hermanos
Tumburahua, Antisana y Chimborazo,
vuestras figuras inundan el paisaje,
siempre pendientes de enviar algún mensaje,
y muy orgullosos de ser ecuatorianos.