Alguien, algún día, llorará por mi
aunque hayan pasado años y años
desde que me fuí de la carne
y los ojos no alumbren las cosas.
Se reflejarán en mis letras y sentirán
que soy parte suya, que toqué su alma
acariciando la rosa de su sentimiento
y se preguntará como yo me he preguntado
tantas veces por qué las gentes que brillan
y pintan de colores el mundo haciendo
de la pluma un algo diferente de esta vida
desenferenada, se tienen que ir
sin más remedio que irse.
Cada que aquél alguien devore mi mente,
anegandose de mis escritos sabrá que somos
parientes sin conocernos siquiera,
le doleré como si toda la vida
nos hubiésemos visto
y sólo ahora empiezo a hacerle falta,
por que detuve mi rumbo, pero no dejé de caminar
y seguré haciéndolo mientras ese alguien
que huye de la nostalgia encuentre amparo
bajo el frondoso follaje de mi alma
que plasmada en blancas hojas de árbol triturado
le dirán que es mejor leer que alzar la copa
amarga del recuerdo, pues al leer se encuentra
al sabio que remansa el espíritu
y lo llena de ánsias por vivir.
Alguien, algún día, hablará por mi,
se vestirá de mi voz, y dirá las palabras
que cicatricé en blancas hojas de árboles triturados,
caminará por donde anduve en mi deliquio,
y se ampararán en mi lira.