Corre niña, corre!
Siente bajo tus pies descalzos la humedad de tu tierra santa, ésa tierra donde están enterradas tus raíces.
Siente la frescura del viento en tu rostro, alborotando tus cabellos como un huracán que atrapa todo lo que ve a su alrededor.
Muévete sin control, deja tu cuerpo palpitar como los latidos de un corazón enamorado.
Eleva al cielo tus brazos queriendo alcanzar cada nube que pasa, abraza fuerte tu alma, tu espíritu.
Toma tu pañuelo de bellas mariposas y baila como si fuera tu última vez.
No te pierdas nada.
Respira.
Siente como el aire entra en tus pulmones, llenando cada uno de tus poros.
Ríe, canta, llora… que la vida es una sola.
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