Hacia tiempo divagaba en mi
la pluma de la locura,
ceguera truncada en ambición
de pétalos diformes de silenciosa cordura
que ambulante acompañaba a la flor
de escasa y seca ternura de luna.
Su filo bailaba en mi escribiendo
su letra de anémonas y de medusas
sin tempestad de viento de huracán
pero con las sogas de los perros
que amarran con rienda y galapago
sus abravecidas nucas.
Per se cedió su sed
per se se escapo de mil alientos
en una diligencia asaltada
de alcohólicos relámpagos que de azote
jamas dijeron su nombre ni olvidaron
su hermosa locura.
Per se, per se, la olvide
en un asalto de luces y amargura,
per se cedió su sed y me abandono
a la trenza de sus actos,
al amarre de su vida y su escritura.
Han recurrido al suicidio
los caballos que del mar rompen
y se hacen espuma, se han partido
con el frió sus labios y en su sueño
el se columpia en la luna.
Han caído, per se se han caído
per se se han caído, per se
en olas de flores de canciones difuntas,
del rezar de mil llaves
en busca de la rima emparedada
en los ecos de la garganta del mar
per se se han caido todas y ninguna de sus lunas.