Juntos el sol y la noche y
los sueños que insisten,
un vino color dominio
descansa en mi copa,
esa boca que te besara asida
a tu corazón hoy es mi sombra,
una canción ceñida al viento,
un hombre desnudo cuando te pienso,
es como si la lluvia fuese toda memoria,
así te siento.
Mi pasión sobrante está vestida,
suele ser un árbol, que en su frescura es esencia,
un sombrero de alas,
que atraviesa tu voz cuando el espacio
es la espera, el vuelo de una estrella fugaz,
cuando el deseo juega con mis cabellos
y tan sólo imagino que eres tú,
en ese instante justo en que escribo este poema
porque es inevitable, ¡tú te precipitas!
Se trata de un súbito destello volviéndose la raíz de mi alma,
y me abarcas como una ola hecha de todos los mares,
y me desgarras como esas hojas
en que a veces el atardecer descansa su color,
y es tu amor, moviendo mis manos en su aire de pájaros,
tu amor cruzando mis pensamientos,
apretándome,
como una gota vibrando, sucediéndome,
¡no pregunto por ti ni un solo día,
no es necesario,
todos los racimos tienen tu nombre!
Yo no sé si mi nostalgia está hecha de papeles caídos,
no sé si mi pecho tiene tatuado por dentro ¡ven conmigo!,
tampoco si este poeta es una botella arrojada al mar
con un mensaje dentro,
no sé si dando gritos podrás oirme,
o si distanciado de ti sigo un órden definido que me acerca, ...
es inevitable resbalar por mis ojos,
caer sobre un tiempo de maderas y permanecer mirando nada,
como si nada fuese la ternura a la que me acostumbraste,
el profundo abismo de tus silencios
y dormir desnudo,
extrañando pertenecerle a tu cuerpo.
Los sueños insisten,
es inevitable,
esta línea de mi poesía me sale de mi costado.
T de S
MRGC
Namaste