Donaciano Bueno

A Burgos

A BURGOS.
Burgos yace en el silencio. Sus vetustos torreones
negruzcos y enmohecidos, ya no elevan sus canciones,
ya no dan la bienvenida al servil visitador,
ya no narran las historias de sus heroes sin cuento,
que vencidos en la lucha no quedaron ni un momento
tan valientes y tan bravos como el Cid Campeador. 

 

Y el Arlanza silencioso gime y llora sin consuelo,
Ya no se oyen de los monges las pisadas por el suelo
al cruzar por los pasillos de la rustica mansión,
Mas aun veo sus figuras con las velas encendidas
a las doce de la noche por los claustros en dos filas
con sus hábitos parduzcos musitando una oración.

 

Burgos duerme. Sólo se oye el rozar de dulces brisas.
Mas ya aclara, el angel bueno nos envia una sonrisa
y el primero en quien se plasma es en la hermosa catedral
Y al chocar con sus paredes de oro y plata le deslumbra.
Recibidle burgaleses, es el sol que nos alumbra,
contemplarlo y disfrutarlo, es belleza sin igual.