Siempre al amanecer, del horizonte vienes
Envuelta en un halo brillante, adornada en perlas,
Llegas y te sientas frente a mí, tu cabello de cobre dejas caer
Tu hermosura penetra en mis ojos, llegas a lo más recóndito de mí ser
Apaciguando mi alma. Siempre tienes una respuesta
Continuamente adiestrándome, constantemente guiándome
Enseñas a mi inexperta alma, brindándome un aliento de vida
Siempre en el momento oportuno.
Luego, te marchas en un brillo cegador
Poco a poco tu luz se reduce, y en la lejanía te trocas en estrella
Y todas las noches al ver tu brillo, te espero sentado en aquel lugar
En medio de la limpia pradera, más allá de las montañas
Tu brillo veo venir esperando una nueva lección
Esperando que solo tu
Mi alma puedas calmar.