Hace frío…
La noche se acerca…
El cielo lentamente se cobija con una oscura sábana…
Una frágil y delicada lluvia…
Me impide apreciar el rostro de la luna,
Es el llanto que esta noche la acompaña…
¿A qué se debe esta reacción extraña?...
Aquí, observando desde mi ventana…
Un sentimiento fuertemente me abraza,
y me obliga a averiguar qué es lo que pasa.
¿Pero qué puedo hacer?
¿De qué manera ayudarla?
Su triste y frustrada pero muy hermosa mirada refleja un dolor, ¿arrepentimiento? ...¿confusión?
Sigo entonces sin entender qué es lo que le sucede,
Siendo ella tan majestuosa, tan hermosa,
Siendo ella tan admirada y apreciada, no sólo por mi,
Lo único que quiero es verla sonreír, pues ¿qué mas puedo pedir?
El tan sólo observar su belleza levantarse en lo alto me hace feliz.
Sigo aquí pensando, y ninguna respuesta a mi mente ha llegado,
Ahora me invade la desesperación,
Quisiera salir corriendo de ésta habitación,
Llegar a lo alto donde ella está…
Para entonces poderla abrazar…
Y decirle que es suyo mi corazón…
Por ahora no puedo hacer más,
Tan sólo esperar…
El tiempo su situación mejorará…
Qué impotencia me provoca el no poderla ayudar…
Pues inútil mi intento ha de resultar…
Pero cualquier cosa por ella estoy dispuesto a entregar.
El día se aproxima…
Ha llegado la hora de su partida…
Y a donde sea que se dirija yo la seguiré…
Pues no la dejaré sola y esa es una promesa que cumpliré…
Pese aún, cuando de ella me despido,
su recuerdo y su imagen se quedan conmigo,
En la oscuridad ella es quien ilumina mi camino…
Y ella es quien a mi vida da sentido…