ALVARO J. MARQUEZ

BASTÓ UNA NOCHE

Una noche fue más que suficiente
para echar abajo toda tu fortaleza,
se puso en blanco tal vez tu mente,
es lo que uno en casos así imagina,
sabemos cuándo un sentir termina
pero no siempre cuándo empieza.

Y fue esa noche para ti que empezó,
adiós dijiste a tu fuerza de voluntad,
de pronto todo a tu alrededor cambió
o más que cambiar, todo desaparecía,
él en sus brazos a su merced te tenía
y le colgaba su nombre a tu verdad.

Te besó una y otra y otra... y otra vez
y con cada beso tus fuerzas recaían,
fueron muchos besos, no dos ni tres
y entre miradas, caricias y gemidos
y vibrando como nunca los sentidos,
era mucho lo que ambos se decían.

No estaba en tus planes nada de eso,
entregarte a alguien que sólo amigo era,
pero es que hubo tanto fuego en su beso
que desvanecida en sus brazos caíste,
esa noche más mujer que nunca fuiste
pero fue una sorpresa para ti la manera.

Ese modo especial de abrazarte fuerte
y el sentirte envuelta así en sus brazos,
esa decisión firme de amarte, de poseerte,
logrando que tu humedad pareciera mar,
te llevó sin remedio esa noche a olvidar
si acaso estabas o no en buenos pasos.

Tan sólo te importó ser suya, pertenecerle,
que en cuerpo y alma dueño de ti fuera él.
Querías a mujer deseosa, a hembra olerle,
que todo se encerrara esa noche en tu deseo
de sentir que era por él, el dulce hormigueo
que ya abarcaba divinamente toda tu piel.

Bastó una noche para que cayeran las barreras,
no límites, no remordimientos, no frenos...
No eran lunas pero se veían en el cielo esferas
como satélites adornando tanta pasión en exceso,
dos amantes emprendiendo un viaje sin regreso,
muriendo de amor y eran besos los venenos.

Ah sí... envenenada de deseo, de mucha pasión,
se soltaron tus amarras esa noche tan emotiva,
tú siempre tan controlada, como barco con timón
y él como mar bravío y dueño de tus ansias,
te convirtió por fuerza de las circunstancias
en un barco sin rumbo fijo... a la deriva.

Perdida en sus brazos y él en tus aguas ahogado,
no deseabas que pasara pero caray... sí pasó,
queda más de un recuerdo por ahí aprisionado
y la pregunta de si acaso has debido abstenerte...
porque por una noche no haber sido fuerte,
un sentir que no debió haber nacido... nació.

Poema original de Álvaro Márquez
Venezuela
Todos los derechos reservados
11/11/2013