siempre el trono raquítico y protervo
al excelso martirio ha escarnecido,
como ha mirado con desdén el cuervo
al condor entre nubes remecido.
Florencia á Dante de su seno aparta;
á Catón befa y escarnece Roma;
¡y cuando Atenas piensa y lucha Esparta,
en impuro festín canta Sodoma!
Tal nuestro mundo es, tal es la suerte
que al sabio “loco” en su demencia nombra;
¡al que da vida arrójalo á la muerte,
al que da luz arrójalo á la sombra!
Mas sed de los que luchan y meditan,
y consuelan y lloran en secreto;
¡pensad, si las tormentas os agitan,
en Sócrates y Esquilo y Epicteto!
Pensad que el mismo día absorto ha visto
alzarse dos figuras el imperio;
una sobre el cadalso: ¡la de Cristo!
otra en solio real : ¡la de Tiberio!
Al lado del poder se alza la idea,
frente al tirano, el Mártir solitario;
¡y junto al lauro de oro de Caprea,
la corona de espinas del Calvario!