Donaciano Bueno

La soledad del escritor

Para pensar y soñar

y para escribir, poeta,

hay que subirse al altar

y en el mismo profesar

la soledad del asceta.

 

Y en su mente penetrar

aislandose del mundo,

y hundirse en lo profundo

del alma, y allí esperar

que el sueño sea fecundo.

 

Y leer, a los poetas leer,

a Machado o Baudelaire,

y de sus fuentes beber,

y escuchar a esos profetas

sin jamás desfallecer.

 

¡Cómo colmar, soledad,

las horas de tu silencio

para contar lo que pienso

y así saberlo contar

sin echarle mucho incienso!

 

¡Ojo, evitarás caer

en loas ni complacencias!

Conservarás la inocencia

siempre hasta envejecer

mejorando tu sapiencia.

 

Y cuando la inspiración

entre por tu celosía,

ponte el himno a la alegría,

lanza un grito de emoción

y un salto da de alegría.

 

Más si aun así la pedrea,

ni a los dioses invocando,

te ayuda en esta tarea,

vuelve a estrujar la mollera

y a dios con el mazo dando.