Soñé durante varias noches
con un triángulo;*
un polígono difuminado
un monte encapotado
una pirámide.
No tenía tres lados:
le faltaba una pierna;
un ángulo cojo
un círculo sin ojo
un papel sin letras.
Un papel que colgaba
del vértice inacabado
luego caía inerte
y lloraba amargo
Sus lágrimas corroían
los pictogramas
-confusos anagramas-
de la tablilla de Kish**;
signos en piedra caliza,
-padre de las sílabas-
hallaban su fin
De repente llegaba el
silencio; denso
como lodo; pantano
deforme, tosco;
hendidura entre tierra
y cielo
?Sería la nada mitológica,
guía de seres divinos,
que conducía al olvido
a Homero y a Ovidio?
?Caos, sin luz o referencia,
noches sin descendencia
los condenaba al vacío?
?Qué sería de los mitos
las bíblias, los libros,
cuadernos, pergaminos,
de la historia y sus anhelos?
Soñé despierta, nocturna
un mundo sin escritura
carente de poetas y lunas,
ignoto y desabrido