Capté el mar confundido con el cielo.
El sol ardía y yo estaba en las aguas
En aquella barcaza que navegaba
A ciegas, entre el azul del cielo
Y el horizonte encendido.
Estabas tú con tu cuerpo desnudo
Y posabas entre mis ojos y mi celo audaz.
Extendí mi mano y toqué tu piel.
El mar nos golpeaba con indecente furia.
Nos amamos como se aman los amantes,
Jugueteando con besos, liando las manos,
Acariciando la vida con pasión de fuego.
Y en el ardor de aquella ventisca
Se encendía a fondo mi sabor salino.
Te arrojaste al agua y tu piel al viento.
Me entregaba el néctar de sabor a sexo.
CARLOS A. BADARACCO
12/11/13
(DERECHOS RESERVADOS)