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Hay personas inolvidables
y otras, que vale la pena olvidar,
personas de presencia inconmensurable
y aquellas, que hasta su nombre suele fatigar.
Quien en su andar se hace perdurable,
logra en vida y muerte, existencias cambiar
y aquellas con presencia indeseable,
también, alguna vida suelen perjudicar.
A veces, se cree pasar inadvertido
y el silencio muy bien sabe callar,
pero cuando la ausencia hace ruido
con certeza se entiende lo que es valorar.
Otras, cuando no hay buenos sentimientos,
ni vale la pena pasar, al menos, para enseñar…
pues una vida colmada de tormentos,
es una vida carente de felicidad.
Voy por la vida amando con mis desventuras,
dando de mí lo que puedo siempre dar
y aunque no vivo para hacerme inolvidable,
seguro alguien en su vida jamás me olvidará.
Porque quien en vida obra bien y vive dichoso,
va dejando un sinfín de estelas en el mar…
y al menor suspiro, éste, muy airoso
algo a su orilla siempre acercará.
Y si un día una lágrima de amor compartimos
en las desdichas o en la prosperidad,
ya sabremos que tú y yo en cada uno existimos
y que hemos vivido desde nuestra felicidad.
…y es que la vida es tan corta y tan bella,
que a la menor gracia de ella suelo disfrutar,
entre lágrimas y sonrisas y así dicen mis letras,
quien no me es inolvidable, vale la pena olvidar.
…y quien es inmemorial, más allá de su partida,
sabremos en la distancia que valió la pena estar,
que acá queda la esencia y no la despedida,
será brisa… y fragancia de vida y, un jamás olvidar.
Hija del Sol
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