A veces, cuando imagino las colinas,
del mar oscuro, se me permite ir al frente,
como peones y sus flechas, jalando del gatillo,
a las palabras, creando poesías.
A veces, me siento antiguo, dejando la culpa,
al poder de luna esparcida por las aguas de mi mar,
que por historias se cuentan, y recorridos se agotan.
A veces cuando la distancia me ha sabido al olor,
caliente que se desprende del café de mi ciudad,
tomo el llamado del mar, y si estoy bien,
el de la luna ya que es mi segunda novia.
A veces habito sin anclas, yo, y mi ojos ciegos,
ante los faros que me guían, es simple dejarme ir,
es simple, ya que es a veces cuando me dejo ir,
por los crecientes mares que mantiene menguando,
la poesía de muchos y yo me siento su espectador.
Humberto Velasquez Jimenez
12-Noviembre-2013
2:21 p.m.