...Y me aferro a la tortura del recuerdo,
hasta hallarme cautivada por tu ausencia,
que me trae tu perfume en el silencio,
seduciéndome en el llanto con vehemencia.
Me apasiona el hielo de tu lejanía,
que me abraza cada día en sufrimiento
y mi boca se transforma en elegía,
regalándome la muerte de tus besos.
Y me ahogo en la locura solitaria,
que permite que sin verte encuentre gozo,
al sentirme en la tiniebla penetrada,
alcanzándome la gloria del sollozo.
Y mi mundo ya torcido por la pena,
se convierte en un infierno jubiloso
y la sombra que transita por mis venas
va tiñendo un infinito tormentoso.