Recuerdo...¡eras tan tierna!;
tú cabello retaba al viento,
me enamoré por vez primera
te convertiste en mí sueño;
aquella noche de abril,
bajo el embrujo de la luna
me fui hacercando a ti
y rompí tus ataduras.
Mis manos aprendieron
la geografía de tu cuerpo,
y la pasión se fue encendiendo
como el sol en el desierto;
el deseo hizo explosión
bajo la luz de las estrellas,
y después de hacer el amor
nos dormimos en la hierba.
Desde entonces fui el primero
que estrenó tus emociones;
es por eso que no puedo
olvidarte aunque lo implores...
Sócrates A. Chavarría Ch.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS