mis manos
se unen en la belleza que son
tus curvas suaves y elegantes
trazan líneas imaginarias repetidas
para confundir cualquier sabio
que espere triunfar en tu desnudez
dejan en tu pecho el manuscrito
del ritual permanente de la osadía
prueban el éxtasis para volver
recobran tu imagen
de la sombra más sutil e ignoran
tu ropa y la mía
ignoran los pasos que nos separan
hasta la ventana precipitada
por el borde de una ciudad frágil
presta a perecer por la desidia
de quienes la tejen
se balancea tu imagen
y reinician el acto